¿Por qué no se cierra la brecha?

Este curso será una aventura (y no solo espacial)

Hay algo que me pasa cada septiembre. Me siento como si volviera a abrir las puertas de casa después de un largo viaje. Las aulas vacías, los robots esperando en silencio, los ordenadores apagados… todo parece dormido. Pero sé que en unos días, todo volverá a cobrar vida. Y no por los cables ni por los programas, sino por ellos y ellas: los niños y niñas que confían en nosotros y en nuestra metodología.

Como cada año, cambiamos la temática y desarrollamos proyectos nuevos, nos esforzamos muchísmo en ofrecer una experiencia renovada. Por eso siempre buscamos cambios de un curso para otro. Sin embargo, hay cosas que lamentablemente no cambian.

Llevo años trabajando en tecnología, educación y orientación laboral. He visto cómo cambian las herramientas, los lenguajes, los dispositivos, los proyectos… pero hay algo que no cambia: la brecha de género.

Cuando estudié electrónica, había una sola chica en clase. En mis más de 20 años como técnico informático, conocí a una sola compañera mujer en funciones técnicas. Hoy, sigo preguntando a colegas del sector, y la respuesta es la misma: nada ha cambiado.

A symbolic illustration representing the gender gap in technology and education. The image shows a wide bridge made of circuit boards and code flowing across a digital landscape. On one side of the bridge stands a large group of boys walking confidently across, while on the other side, only a few girls stand hesitantly, looking toward the bridge. The background is a mix of warm and cool tones, with abstract icons of robotics, programming, and creativity floating in the air. The girls are illuminated by a soft light, suggesting potential and possibility. The overall tone is reflective and hopeful, with a subtle tension between imbalance and opportunity.En Crea tu Mundo, trabajamos con niños y niñas desde los 4 hasta los 17 años. Enseñamos programación, robótica, electrónica, desarrollo de videojuegos… y aunque el enfoque es inclusivo, narrativo y emocional, la proporción entre chicos y chicas sigue siendo exageradamente desigual.

No es que las niñas no puedan. Es que muchas ni siquiera se plantean que esto pueda ser para ellas. Y es una pena, porque si el pensamiento es ese, poco podemos hacer más que seguir dando la vara de que las cosas no son así.

Cuando una niña de 9 o 10 años elige su extraescolar, casi nunca aparece la tecnología como opción. Idiomas, deportes, danza, manualidades… todo válido, todo necesario. Pero ¿por qué no también programación, diseño de videojuegos, robótica creativa, electrónica, diseño 3D, animación digital….?

Se habla mucho de igualdad. Se cacarea en campañas, en redes, en titulares. Pero en la práctica, seguimos siendo un mundo de frikis, de bichos raros, de “eso no es para mí”, con miedo al etiquetaje, y  aunque iniciativas como “Yo quiero ser ingeniera” son necesarias, también son tristes. Porque no deberían serlo. No deberíamos tener que animarlas. Deberían llegar solas, por curiosidad, por deseo, por vocación.

Siempre nos ha rondado la idea de ¿Y si creamos un grupo sólo de chicas?, sin embargo nunca la hemos llevado a cabo,  ya que bajo ningún concepto vamos a crear grupos de chicas. Me horroriza la idea. No porque no las valore, todo lo contrario, sino porque no quiero que se sientan aparte, como si no pudieran compartir o competir con chicos. Mis grupos son mixtos, y así seguirán siendo siempre.

 

____

Si refexiono un poco sobre la raíz del problema, podemos encontrarla en cómo se educa desde la base. En cómo se presenta la tecnología en los colegios. En cómo se construyen los referentes. En cómo se habla de creación, no solo de técnica. En cómo se muestra que programar no es solo escribir código, sino imaginar mundos, resolver problemas, contar historias.

Yo no tengo la solución. Pero sí tengo una certeza: vamos a segir divulgando que esto es para todas y todos. No quiero mirar las estadísticas y decir “mientras llene los grupos, da igual”. Porque no da igual. Porque cada niña que entra y se queda, rompe una estadística. Y cada vez que se va, deja una pregunta sin respuesta.

¿Por qué no se cierra la brecha? Quizá porque buscamos dar con el giro adecuado, y si no funciona, buscamos otro giro y así, de tanto girar buscando soluciones, hemos girado 360º. Por nosotros no va a quedar, vamos a seguir ofreciendo la misma experiencia creativa a chicas y chicos, mostrando la tecnología como una poderosísima arma creativa y que está al alcande de todas y todos y que las posibilidades de aprender, progresar, evolucionar y, porque no, empoderarse, no distingue géneros.

Seguiremos insistiendo, seguiremos dar pequeños giros que ayuden a minimizar esa brecha y eso, al menos, para nosotros es algo.